El origen del nombre de la isla de Man es incierto. En manés la isla de Man es conocida con el nombre de Ellan Vannin. Ellan es una palabra gaélica que quiere decir isla. En cuanto a 'Man', sus formas más antiguas son las palabras Manu o Mana. El genitivo de la palabra sería Manann, que lleva a la palabra Mannin. Esta palabra, al ser usada después de la palabra Ellan, sufre lenición y se convierte en Mhannin. Vannin se debe a la pronunciación de 'mh' como v en las lenguas Goidélicas, dando así en manés moderno el nombre de Ellan Vannin.
Algunos autores relacionan el nombre de la isla con la figura mitológica celta conocida como Manannán. En la teoría se relaciona el nombre de 'Man' con el agua y se interpreta como 'a la orilla del agua'. Se explicaría así también el uso del término por Julio César para referirse a las islas de Man y de Anglesey, y el uso en los nombres de otras islas en las costas del mar de Irlanda. La llegada del idioma goidélico a la Isla de Man acontece entre los los siglos IV y V d. C., cuando invasiones de habitantes procedentes de Irlanda se establecen en la isla, sustituyendo esta a una supuesta lengua britónica hablada hasta entonces allí.
El desarrollo del manés a partir del goidélico no se separó del irlandés hasta el siglo XIII y al del gaélico escocés hasta el siglo XV. Sin embargo, su evolución fue más progresiva ya que conservó arcaísmos del irlandés antiguo que se perdieron en otras lenguas goidélicas.
Las aportaciones nórdicas, fruto de las sucesivas invasiones vikingas, primero en el siglo IX y luego una segunda procedente de Irlanda en el siglo XI, manteniéndose bajo dominación noruega hasta la segunda mitad del siglo XIII, también dejarían una profunda impronta en el manés.
El aislamiento de la isla y su dependencia de la corona inglesa (luego británica) desde el siglo XIV hicieron que el manés adoptara una grafía fundamentada en el inglés y no en otros idiomas celtas. El texto continuo más antiguo en manés es la traducción que hiciera el obispo anglicano John Phillips (1610) del Libro de Oración Común.
Durante todos estos períodos históricos de la isla el gaélico sobrevivió hasta el siglo XVIII, y no fue hasta mediados del siglo XIX cuando comenzó su decadencia.
Al pasar Man al área de influencia inglesa a partir del siglo XIV, tras los siglos de dominio escandinavo, el inglés se estableció como la lengua legal y de la administración en las ciudades, coexistiendo, sin desplazarlo, con el manés. Con motivo del aislamiento geográfico de la isla y al hecho de que la mayoría de los habitantes eran nativos de Man, habiendo muy pocos colonos ingleses, el manés pudo conservarse sin problemas.
Sin embargo, el empobrecimiento de la isla a partir del siglo XVII obligó a muchos habitantes del lugar tuvieron que emigrar, hecho que junto con la apertura de la isla al exterior a través del comercio, hizo que en especial a partir del siglo XVIII comenzara el declive del manés.
En 1831 lo hablaba regularmente el 30% de la población, siendo la generación nacida entre 1860 y 1880 la última en recibir el manés como lengua materna. En 1901 sólo lo hablaban 970 personas y el último hablante nativo de manés, Ned Maddrell, falleció el 27 de diciembre de 1974 con 97 años de edad.
Tras su extinción a finales del siglo XIX como lengua materna de la población, hoy en día se está intentando recuperar el manés, sobreviviendo gracias a un pequeño número de personas que lo han aprendido como segunda lengua y que intentan potenciarlo y normalizarlo frente al inglés, su lengua materna. Ya en 1999 se crea la Yn Cheshaght Ghailckagh, es decir la Sociedad para la lengua manesa, con objetivo de preservar el manés como lengua nacional de la isla de Man y estudiar, cultivar y publicar la literatura en manés, tanto la pasada como la actual. Cerca de 2.000 personas hablan actualmetne manés.