miércoles, 2 de octubre de 2013

¿Por qué algunas oraciones en inglés acaban en preposición?

¿Se os ocurre algún ejemplo de una frase en español que termine en preposición?

Probablemente no, pero vamos a ver el motivo de tal diferencia entre los dos idiomas. 

A todos los hablantes nativos de inglés se les lleva enseñando desde hace muchísimos años, especialmente a partir de 1672, que nunca se debería terminar una frase con una preposición.

Esto es debido a que algunos escritores influyentes de aquella época se empeñaron en seguir a rajatabla el modelo de gramática latina.

Tal modelo dispone que una preposición siempre debe preceder al objeto con el que está relacionada.

Dicho de otro modo, la preposición debería ir siempre delante de un nombre o pronombre para mostrar la relación del nombre con otra palabra de la frase.

De hecho, el origen latín de la palabra ya lo dice todo: deriva de prae (delante) y ponere (colocar). 

Pero, ¿qué ocurre en la vida real? 

Pues bien, esta norma es prácticamente ignorada en el inglés cotidiano, el que usan las personas para comunicarse en sus quehaceres diarios, a no ser que se encuentren en ambientes muy formales, como por ejemplo una reunión de académicos universitarios.

Es decir, se considera del todo normal, natural y correcto utilizar preposiciones al final de una frase en inglés estándar, por mucho que la mayoría de libros de texto puedan decir lo contrario.

De hecho, no hacerlo puede ser visto como una actitud excesivamente formal, extraña, artificial o pedante.
Por otra parte, sí que suele seguir la norma el lenguaje literario (con grandes excepciones, como George Orwell, Anthony Burgess o Julian Barnes) y es muy recomendable utilizarla también a la hora de redactar cartas formales, como por ejemplo una carta de presentación (para evitar que piensen que no dominamos la gramática “correcta”). 


Oraciones que contengan ‘phrasal verbs’. 

Como ya sabréis, a menudos las frases que contienen uno o más de estos verbos terminan con una preposición, ya sea la frase interrogativa o no. 

Ejemplos: 

  • What can I do to cheer you up? ¿Qué puedo hacer para animarte?
  • Don’t turn it off. No lo apagues.

Estructuras pasivas

Ejemplo: 

  • The matter was being talked about.
  • Se estaba debatiendo el asunto.

Esta frase termina en preposición, pero si por algún motivo no quieres que sea así, también puedes añadir algún matiz: 

  • The matter was being talked about in the meeting.
  • En la reunión se estaba debatiendo el asunto.

relative clauses (oraciones de relativo) 
Ejemplo: 

  • You must be proud of the effort that you are putting in.
  • Debes sentirte orgulloso de cómo te estás esforzando.

Como en el caso anterior, la frase también puede extenderse: 

  • You must be proud of the effort that you are putting in on this project. 
  • Debes sentirte orgullosa de cómo te estás esforzando en este proyecto.

Estructuras con infinitivos: 
Ejemplo: 

  • I found nobody to chat with.
  • No encontré a nadie con quien chatear.

También podemos añadir algún elemento más al final de la frase: 

  • I found nobody to chat with last Sunday.
  • El domingo pasado no encontré a nadie con quien chatear.


Preguntas que empiezan por ‘who’, ‘where’, ‘what’, etc. 

Ejemplo: 

  • What is this table made of?
  • ¿De qué esta hecha esta mesa?

En cualquier caso, siempre es importante saber cuándo es necesario incluir una preposición en la frase para que esta tenga sentido.

Por ejemplo, si vas por la calle con alguien y de pronto suena un crujido proveniente del pie de tu acompañante, puedes preguntar :

What did you step on? ¿Qué has pisado?, o también puedes decir "On what did you step?", pero jamás digas "What did you step?," porque no tiene sentido gramatical. 


miércoles, 25 de septiembre de 2013

El lujo de Escocia

Una invitación a descubrir sus paisajes de película, la naturaleza indómita y su herencia legendaria. Esa es la esencia de El Año de la Escocia Natural 2013, la excusa perfecta para enamorarse del país y, de paso, vivir una escapada exclusiva en alguno de los hoteles, restaurantes y spas más sublimes de Escocia.


La incomparable sucesión de montañas, valles (glens), ríos y lagos (lochs) convierten Escocia en uno de los destinos más sugerentes y románticos para este otoño. Las posibilidades son inagotables. La espesura de los bosques de Galloway Forest Park, en Dumfries & Galloway, pasando por el lejano archipiélago de las Orcadas o las riberas del Loch Lomond. Son solo algunos ejemplos de la “Caledonia, dura y salvaje” a la que tanto alabó el novelista Sir Walter Scott. 

Sin duda, la alternativa más sibarita para disfrutar del Año de la Escocia Natural 2013 es ir de la mano de Connoisseurs Scotland, asociación que representa a 29 de los más exclusivos hoteles, restaurantes y spas repartidos por todo el territorio escocés. Por ejemplo, si te apasiona el golf no dejes de disfrutar del Cameron House, en la orilla del Loch Lomond, o del mítico Old Course -¡abandónate tras una jornada en el green en su increíble Kohler Waters Spa!-, en St. Andrews. Si lo que quieres es sentirte como una princesa escocesa durante unos días es posible, por ejemplo, en el Stobo Castle, un castillo reconvertido en un impresionante spa y emplazado en los bellos parajes de los Borders.

¿A qué apetece? Te ofrecemos algunas pistas de lujo:

THE AIRDS HOTEL
Para disfrutar de una escapada romántica entre algunos de los paisajes más célebres de Escocia, The Airds (airds-hotel.com) es tu destino. Situado en la costa oeste de Escocia, muy cerca de estampas de gran belleza como Port Appin y el célebre castillo de Stalker, el hotel cuenta con ocho habitaciones y tres suites, además de un restaurante considerado como uno de los mejores del país. Por si fuera poco, la magnífica localización del hotel permite pasar el día explorando las cercanas islas de Lismore y Mull o aproximarse al impresionante paisaje del Glencoe.


Escocia


21212 RESTAURANT with ROOMS
La apertura en mayo de 2009 de este restaurante (21212restaurant.co.uk) supuso un punto de inflexión en la oferta gastronómica de Edimburgo. El proyecto personal del chef Paul Kitching no solo conquistó a los paladares más exquisitos –recibió una estrella Michelin en 2010-, sino que también postuló una irresistible propuesta hotelera. Emplazado en una casa unifamiliar de estilo georgiano en el Royal Terrace, sus cuatro exclusivas habitaciones son una extensión de la experiencia gastronómica. Luminosas y con una decoración a la par elegante y suntuosa, dos de ellas brindan panorámicas deliciosas del Firth of Forth.

Escocia
THE GRENEAGLES HOTEL
En plena campiña escocesa, a unos kilómetros al norte del imponente castillo de Stirling y de la belleza feraz del Loch Lomond y The Trossachs National Park, una finca de 850 acres enmarca este mito escocés. Porque Gleneagles (gleneagles.com), uno de los más exclusivos complejos hoteleros de 5 estrellas en Escocia, es, desde 1924, uno de los referentes del lujo y de la sofisticación scottish. Para empezar, si eres amante del golf, aquí te esperan tres de los principales campos de golf profesionales de Escocia. Si prefieres los mimos y el relax, su spa, diseñado por prestigiosa diseñadora de interiores Amanda Rosa. Y para disfrutar de unaverdadera experiencia gastronómica en un gourmet temple, el Andrew Fairlie, el único restaurante de toda Escocia con dos estrellas Michelin


Escocia


THE ROYAL SCOTSMAN
Con el halo romántico y sofisticado de los viajes decimonónicos en tren, The Royal Scotsman (royalscotsman.com) es una de las formas más deliciosas de descubrir la belleza natural de Escocia. Considerado uno de los viajes en tren más lujosos del mundo –solo un máximo de 36 afortunados por viaje, que puede ir de dos a siete noches-, embarcarse en esta experiencia viajera permite aproximarse a escenarios naturales fascinantes como el Cairngorms National Park, el macizo que se extiende por el centro de los montes Grampianos, entre el valle del Spey y Braemar. Eso no es todo. El recorrido del Royal Scotsman discurre también por Kyle of Lochalsh, una de las rutas escénicas más increíbles del Reino Unido, así como por los paisajes que jalonan la bellísima “Carretera de las Islas” y el Glenfinnan Monument, en la cabeza del loch Shiel.

Escocia

INVERLOCHY CASTLE
Hospedarse donde la Reina Victoria hiciera lo propio en 1873 tiene su atractivo, sin duda. Pero hay más. Engastado en las montañas de las Highlands Occidentales, a los pies del Ben Nevis (1.343 m), la montaña más alta del Reino Unido, este hotel (inverlochycastlehotel.com) destila todo el carácter scottish de la región. Construido en 1863 por encargo del primer Lord Abinger, el castillo y antigua residencia familiar se convirtió en 1969 en el mejor hotel de Escocia ubicado en una casa solariega. Antes o después de un crucero por el lago Ness o de un día deshopping en la pequeña ciudad de Fort William, no dejes de saborear las delicatessen de su restaurante con una estrella Michelin. 

Escocia
THE GLASSHOUSE
Que Edimburgo sea uno de los destinos europeos preferidos por los bon vivants no es fortuito. Ahí está el hotel The Glasshouse (theglasshousehotel.co.uk) para justificar esa categoría entre los viajeros más sibaritas. ¿La razón? Tras la fachada de la Lady Glenorchy Church se escondeuno de los hoteles boutique más deliciosos de la capital, un cinco estrellas donde el diseño más exquisito se fusiona con regalos impagables como las vistas que brinda de Calton Hill, el mejor mirador para grabar en la memoria la estampa del castillo de Edimburgo y el ADN hedonista de la ciudad.

Escocia
KINLOCH LODGE 
Entre todos los viajes insulares que pueden hacerse en Escocia, Skye, la “isla de la bruma”, la mayor y más famosa de las Hébridas Interiores, siempre ocupa un lugar de honor. Allí esperan maravillas naturales como la península de Trotternish, una de las regiones más hermosas de la isla gracias a caprichosas formaciones basálticas como el icónico Old Man of Storr o la cascada Mealt Falls. ¿Dónde recalar, en Skye, para que la estancia en la isla sea una experiencia inolvidable? No hay duda, en Kinloch Lodge (kinloch-lodge.co.uk). Este lujoso hotel regentado por el matrimonio Claire and Godfrey Macdonald se alzó en 2010 con su primera estrella Michelin gracias al buen hacer de su chef, Marcello Tully.Escocia


jueves, 4 de julio de 2013

At the court of the White Queen: Flanders' pretty towns and cities transport BBC viewers back in time to medieval England

In the pretty little Belgian town of Damme stands a statue of an English princess clutching a white rose. It is Margaret of York, sent off by her brother King Edward IV in 1468 to marry the Duke of Burgundy, Charles the Bold, and secure an ally for Yorkist England - threatened by both the vengeful House of Lancaster and the dreaded French.
So it seems fitting that several scenes of the latest hit BBC series, a sweeping drama about the rule of Edward IV in the last years of the Wars of the Roses, were filmed in the vaulted 15th Century town hall where Margaret stands guard.

The canalside B&B in Bruges was often used in the filming of The White Queen
Based on the series of novels called The Cousins' War by Philippa Gregory - she of The Other Boleyn Girl fame - The White Queen focuses on the love story between Edward IV and his commoner wife Elizabeth Woodville and the mystery surrounding the alleged murder of their two sons. But the real star of the ten-part drama is the spectacular setting of medieval England.
Except that it's not England at all. The whole series was filmed in Flanders, that sliver of northern Belgium wedged between the Netherlands and France - where time seems to have come to a standstill in the 15th Century.

The spiked turrets of Westminster Palace that you see in the series are actually St Bavo's Abbey in Ghent, Ypres cathedral makes a very good stand-in for Westminster Abbey, while the cobbled streets of Bruges, lined with narrow, terrace houses and dwarfed by the imposing spires of surrounding churches, is a convincing stand-in for London in the Middle Ages.
But back to Damme, the tiny walled town just six miles outside Bruges. In good weather, tourists wobble their way there on bikes, following the poplarlined Napoleon Canal that connects the two. It is a sort of Bruges in miniature.
The surrounding countryside is so bucolic that more energetic types take the chance to go beyond the confines of the canal path and use the deserted roads to explore local castles, seemingly forgotten villages and verdant landscapes, which less than 100 years ago were the sites of some fearsome First World War battles.
Almost within sight of Damme, the tiny village of Oostkerke clusters around a compact little castle of the same name. If it looks familiar, it is because it was used to represent Grafton Manor, the childhood home of King Edward's wife Elizabeth, in The White Queen.
In reality, the red-brick castle, surrounded by a moat that is home to a bevy of elegant swans, is the private residence of Baron Francois van der Elst.
The house itself isn't open to the public, but curious visitors can sign up for a tour of its famous rose gardens and landscaped lawns through the local tourist office.
Pedalling back to Bruges is like entering a walled wonderland. Pass through the grand stone gateways and you enter a pristine interpretation of a medieval town, all narrow meandering streets and higgledy-piggledy buildings decorated with colourful window boxes.

Elizabeth's lavish coronation was filmed in the ornate interior of Ypres cathedral

As if writing The White Queen wasn't enough, Philippa Gregory also worked as the executive producer on the TV series and she was as entranced with Bruges as its camera-wielding tourists.
'Bruges is almost Venice-like with its many canals,' she explains. 'It is quite a little treasure to have so close to us in Europe. The medieval cobbled streets feel as if you could see a ghost walk down them at any moment, until of course you get distracted by the lovely clothes shops and boutiques.'

She is quite right. Bruges deals mainly in recreating a rosy-hued version of medieval life, but it also boasts mouthwatering chocolateries, unique jewellers and umpteen stylish clothes shops.
It is just behind the lofty spires of the Church of Our Lady that I happen upon one of those picture-perfect moments that make you feel the whole thing has been staged by a clever director. A young couple giggle as they take their photo on a crooked old bridge. This is the exact spot where Philippa fell in love with the romanticism of Bruges.
Margaret of York was sent by her brother to marry the Duke of Burgundy
Grand Damme: Margaret of York was sent by her brother to marry the Duke of Burgundy
'You see that corner, where the canal slips around a bend and there is such a harmony between the boats on the water, the so-called "kissing bridge" and the height of the church - it makes you realise that medie-val architects had a wonderful sense of proportion,' she says.
Artist David de Graef is lucky enough to look out on that view every day from his canalside bed and breakfast, the Nuit Blanche.
A rambling building with 15th Century stained-glass windows and a tiny garden leading down to the water, it is possibly the most romantic B&B I've ever seen. Indeed, the producers of The White Queen were so enchanted with this guest house that they used it time and again for filming.
'One day it was a tavern, another day it was a bedroom,' explains David as he allows me take a peek at the flower-filled garden and his ground-floor studio while he bids goodbye to a couple of honeymooners who stayed the night before. 
It is this sensation of being transported back in time that attracts all the tourists, artists and film crews. One of the most important ports in Europe during the 15th Century, Bruges lost its trade when the coastline silted up, pushing the North Sea further and further away (it's now 7.5 miles away) and effectively freezing the city - or at least its architecture - in the Middle Ages.





Around every corner there is a familiar site - was that gold-trimmed Basilica of the Holy Blood used in The White Queen as the chapel of the Tower of London? And the vaulted ceilings of the city hall look strikingly similar to the Royal Court at Westminster Palace.
In fact, there are so many spots where scenes were shot, the tourist office is even thinking about creating a map to guide fans around the living set.

But while Bruges may have provided The White Queen with its main set, the rest of Flanders also had its role to play. Just a 25-minute train ride away is Ghent - a city that some might call a more authentic version of its tourist-grabbing neighbour.
In Bruges it is difficult to tell if you're looking at a 15th Century house or a 19th Century replica. Not so in Ghent, which has its own flower-lined waterways, artistic gables atop terraces of graceful tapered houses and stout Gothic churches with pencil-thin turrets.
The 12th Century Het Gravensteen castle represented Warwick Castle in The White Queen, where Lord Warwick, plotted wars and advantageous marriages for his two daughters, and the grand Cloth Hall's interior makes an excellent stand-in for Westminster Palace.
Ypres cathedral was almost obliterated by bombing durin the First World War
Rebuilt: Ypres cathedral was almost obliterated by bombing during the First World War
St Bavo's Abbey, with its black-and-white marble, soaring vaulted ceilings and ornate gold altar, is impressive - but most tourists stop by to see Belgian artist Jan van Eyck's famous The Adoration Of The Mystic Lamb. It is considered one of the important works of the Northern Renaissance.
But my favourite pastime in Ghent has to be losing myself in the narrow, knotted streets while real life goes on around me. Locals rattle along the cobbles on their bikes and old ladies ease open wooden front doors that look as if they should lead to castles.
My riverside hotel room looks across St Bavo's and the churches of Sint Peter and Sint Niklaas and there is not a solitary piece of evidence on the skyline that I am in the 21st Century.
While Ghent is famed for its authenticity, its neighbour Ypres - just over an hour away by train - has a more tragic story to tell.
Almost obliterated in the First World War, its old guild buildings and majestic central square are a testament to the determination of the locals, who rebuilt their town after the Great War. In every museum and church, haunting black-and-white photos show the smouldering ruins of 1918.

The tiny walled town of Damme is a sort of Bruges in miniature
Most visitors come here on a pilgrimage to visit the Menin Gate - a memorial to more than 50,000 missing soldiers from the British Commonwealth - or the seemingly peaceful countryside surrounding the town that was once a bloody string of battlefields. This is where endless streams of young men would perish.
But the crew of The White Queen found corners of the old town so exquisitely repaired that it is impossible to tell you're not looking at a medieval original. Think back to the scene of Elizabeth's coronation - is that really Westminster Cathedral in the background? No, it is the ornate interior of Ypres cathedral, rebuilt as it was before the shelling began.
Of course, film crews have always been able to weave an intricate web of falsehoods using camera trickery, clever angles and expensive costumes to transport viewers back in time.
As I wander through Ypres' faux-medieval centre, or stop to gaze up at Margaret of York in the town hall at Damme, I can't help but think that in the case of The White Queen, Flanders made their job easy.
The White Queen is being screened on BBC1 at 9pm on Sundays.

miércoles, 12 de junio de 2013

Dos mil hablantes luchan por conservar el manés

La Isla de Man (en inglés: Isle of Man; en manés: Ellan Vannin, Mann o Mannin) es una dependencia de la corona británica con gobierno autónomo formada por una isla principal y algunos islotes situados en el mar de Irlanda, entre Irlanda y Gran Bretaña. El soberano de la isla es la reina Isabel II, en calidad de Señor de Man. La isla no es parte del Reino Unido, pero su representación internacional, defensa y buen gobierno son responsabilidad del gobierno de este país. Las lenguas oficiales de la isla son el inglés y el manés o gaélico manés (en manés Gaelg Vanninagh or Gailck Vanninagh). La isla de Man ha estado habitada desde 6500 a.C. y ha recibido influencia celta desde el siglo V d.C. 



El origen del nombre de la isla de Man es incierto. En manés la isla de Man es conocida con el nombre de Ellan VanninEllan es una palabra gaélica que quiere decir isla. En cuanto a 'Man', sus formas más antiguas son las palabras Manu o Mana. El genitivo de la palabra sería Manann, que lleva a la palabra Mannin. Esta palabra, al ser usada después de la palabra Ellan, sufre lenición y se convierte en Mhannin. Vannin se debe a la pronunciación de 'mh' como v en las lenguas Goidélicas, dando así en manés moderno el nombre de Ellan Vannin.
Algunos autores relacionan el nombre de la isla con la figura mitológica celta conocida como Manannán. En la teoría se relaciona el nombre de 'Man' con el agua y se interpreta como 'a la orilla del agua'. Se explicaría así también el uso del término por Julio César para referirse a las islas de Man y de Anglesey, y el uso en los nombres de otras islas en las costas del mar de Irlanda. La llegada del idioma goidélico a la Isla de Man acontece entre los los siglos IV y V d. C., cuando invasiones de habitantes procedentes de Irlanda se establecen en la isla, sustituyendo esta a una supuesta lengua britónica hablada hasta entonces allí.

El desarrollo del manés a partir del goidélico no se separó del irlandés hasta el siglo XIII y al del gaélico escocés hasta el siglo XV. Sin embargo, su evolución fue más progresiva ya que conservó arcaísmos del irlandés antiguo que se perdieron en otras lenguas goidélicas.
Las aportaciones nórdicas, fruto de las sucesivas invasiones vikingas, primero en el siglo IX y luego una segunda procedente de Irlanda en el siglo XI, manteniéndose bajo dominación noruega hasta la segunda mitad del siglo XIII, también dejarían una profunda impronta en el manés.
El aislamiento de la isla y su dependencia de la corona inglesa (luego británica) desde el siglo XIV hicieron que el manés adoptara una grafía fundamentada en el inglés y no en otros idiomas celtas. El texto continuo más antiguo en manés es la traducción que hiciera el obispo anglicano John Phillips (1610) del Libro de Oración Común.
Durante todos estos períodos históricos de la isla el gaélico sobrevivió hasta el siglo XVIII, y no fue hasta mediados del siglo XIX cuando comenzó su decadencia.


Al pasar Man al área de influencia inglesa a partir del siglo XIV, tras los siglos de dominio escandinavo, el inglés se estableció como la lengua legal y de la administración en las ciudades, coexistiendo, sin desplazarlo, con el manés. Con motivo del aislamiento geográfico de la isla y al hecho de que la mayoría de los habitantes eran nativos de Man, habiendo muy pocos colonos ingleses, el manés pudo conservarse sin problemas.
Sin embargo, el empobrecimiento de la isla a partir del siglo XVII obligó a muchos habitantes del lugar tuvieron que emigrar, hecho que junto con la apertura de la isla al exterior a través del comercio, hizo que en especial a partir del siglo XVIII comenzara el declive del manés.
En 1831 lo hablaba regularmente el 30% de la población, siendo la generación nacida entre 1860 y 1880 la última en recibir el manés como lengua materna. En 1901 sólo lo hablaban 970 personas y el último hablante nativo de manés, Ned Maddrell, falleció el 27 de diciembre de 1974 con 97 años de edad.
Tras su extinción a finales del siglo XIX como lengua materna de la población, hoy en día se está intentando recuperar el manés, sobreviviendo gracias a un pequeño número de personas que lo han aprendido como segunda lengua y que intentan potenciarlo y normalizarlo frente al inglés, su lengua materna. Ya en 1999 se crea la Yn Cheshaght Ghailckagh, es decir la Sociedad para la lengua manesa, con objetivo de preservar el manés como lengua nacional de la isla de Man y estudiar, cultivar y publicar la literatura en manés, tanto la pasada como la actual. Cerca de 2.000 personas hablan actualmetne manés.

martes, 21 de mayo de 2013

Los paisajes africanos que descubrió Livingstone

Los 10 paisajes más bellos de África que descubrió LivingstoneDesierto de Kalahari


Inglaterra, año 1840. Un escocés de 27 años, serio, algo retraído y recién graduado como médico, es aceptado por la Sociedad Misionera de Londres para ocupar plaza en Kuruman, la más remota de las misiones británicas en Bechuanalandia, en el sur de África. Tal es la baza que juega el azar para catapultar al joven doctor hacia un destino que le está reservado: ser el más grande de los exploradores africanos de todos los tiempos. Su nombre: David Livingstone.
El 19 de marzo de 2013, al cumplirse el bicentenario del nacimiento del célebre galeno, misionero y explorador escocés, le rendimos homenaje desde aquí recordando diez de los hitos geográficos más destacados que jalonaron su larga y fructífera peripecia africana.
Kalahari. Livingstone llegó a Kuruman a mediados de 1841. La aldea, asiento de 350 nativos y de unos pocos misioneros con sus familias, se alzaba en la margen meridional del África central, vasto territorio virtualmente desconocido por los europeos, que se extendía miles de kilómetros, por el norte, hasta el Sáhara. Pero el joven médico no logró congeniar con Robert Moffat, su superior, escocés como él -y con cuya hija, Mary, acabaría, no obstante, casándose-. Decepcionado, escribió a su familiares: “Nunca construiré sobre los cimientos que haya puesto otra persona; predicaré el Evangelio sin basarme en los lineamientos de ningún otro hombre”.
A principios de 1843, Livingstone se estableció en Mabotsa, 320 kilómetros al noreste de Kuruman, al borde del desierto de Kalahari. Difícilmente hubiera imaginado una comarca más inhóspita para fundar una nueva misión: una llanura colonizada por zarzales y tan calurosa que “hasta las moscas buscan aquí la sombra”. Pero lo cierto es que se sentía feliz mientras se abría paso entre los espinosos matorrales a 38º de temperatura, escrutando rocas y termiteros. “Experimento un gran placer animal al viajar por un país salvaje e inexplorado”, anotó en su diario el 26 de marzo de 1866, al inicio de la que sería su última y prolongada odisea africana.
En el fondo, aunque nunca llegó a reconocerlo abiertamente, Livingstone era mucho más explorador que misionero. Y fue en el desierto de Kalahari –930.000 km² de yermas soledades repartidas hoy entre Botsuana, Namibia y Sudáfrica-, que él sería el primer hombre blanco en atravesar 27 años antes de la citada anotación, donde nació su vocación exploradora.
Los 10 paisajes más bellos de África que descubrió Livingstone

El río Zambeze

Livingstone y Mary Moffat contrajeron matrimonio en enero de 1845. Juntos emprendieron después la tarea de fundar nuevas misiones al norte de Mabotsa, las cuales, desde el punto de vista de las conversiones, acabaron en rotundos fracasos. Para entonces, el futuro vencedor del Kalahari había acumulado suficiente experiencia de las gentes africanas para convencerse de que nunca aceptarían una religión extranjera, a menos que se cortaran de raíz sus tradiciones y su tribalismo.
Pero ¿cómo conseguirlo? Pues ni más ni menos que con una saludable inyección de comercio inglés; sólo así –pensaba- podría alterarse de base la economía de subsistencia del continente negro, sostenida, en parte muy considerable, sobre la infame trata de esclavos. Previamente era necesario encontrar una ruta de penetración hacia el interior, una vía fluvial navegable desde el Índico o desde el Atlántico por donde el cristianismo, de la mano de las mercancías del imperio británico, pudiera fluir, arraigar y florecer.
En 1851, tras marchar 1.100 kilómetros por una región del Kalahari tan seca (la palabra Kgalagadi –Kalahari, en tswano- significa “gran sed”) que tuvo que beber el agua de los hoyos abiertos por los animales, llenos de excrementos, Livingstone alcanzó la vasta región pantanosa de la tribu makololo. Y el 3 de agosto, no muy lejos de la aldea de Linyanti –en la actual Reserva de Vida Salvaje de la zona norte del delta del Okavango, en Botsuana-, divisó por vez primera el Zambeze. Mientras contemplaba su corriente avanzando mansamente hacia el Este hasta perderse en la distante neblina, se puso a llorar de alegría. Intuía que por fin había descubierto la “ruta de Dios”, la vía fluvial, ancha y caudalosa, por la que los misioneros llevarían el Evangelio para redimir a los nativos de su oscuro paganismo.Los 10 paisajes más bellos de África que descubrió Livingstone
Cataratas Victoria
Lamentablemente para él, su intuición le engañaba, aunque iba a tardar en comprobarlo. Para ser exactos dos años, tres meses y catorce días, el tiempo que invirtió en explorar el Zambeze en ambos sentidos, primero hacia occidente y luego al contrario, desde el día en que lo descubrió hasta el 17 de noviembre de 1855, cuando avistó el Mosi-oa-Tunya, el humo que truena, como denominaban los makololo a aquellas prodigiosas columnas de vapor que se elevaban sobre el río y a las que jamás se habían atrevido a acercarse.
Livingstone, como cabía suponer, decidió ponerle a las cataratas el nombre de la Reina Victoria. “La caída de agua, blanca como la nieve”, escribiría posteriormente, “parecía estar formada por miríadas de cometas diminutos que se precipitaban en una dirección y cada uno de los cuales dejaba detrás de sí su núcleo de rayos de espuma […] Un panorama tan maravilloso debe haber sido contemplado por los ángeles en vuelo”. Sin embargo, la innegable emoción estética que late en su descripción no podía sino verse empañada por una alarma tejida con los mimbres del desencanto, toda vez que aquel abismo acuático de 90 metros de altura y 1.600 de anchura representaba un obstáculo insalvable para la navegación. ¿Acaso el principio del fin de la “ruta de Dios”?
Situadas en la frontera de Zambia y Zimbabue, las cataratas Victoria, incluidas por la Unesco en la lista del Patrimonio Mundial desde 1989, constituyen hoy una de las mayores atracciones turísticas del África austral. Entre septiembre y diciembre, cuando el caudal está en su nivel más bajo, los más osados nadan en la Piscina del Diablo, un remanso al borde mismo del desplome de las aguas, al que se accede a través de la isla Livingstone.
Los 10 paisajes más bellos de África que descubrió Livingstone

El lago Bangweolo
Durante los siete años finales de su vida Livingstone erró por el África profunda e ignota, obsesionado con la búsqueda del nacimiento del Nilo. A finales de marzo de 1866, como cónsul honorario de Su Majestad en África Interior, desembarcó en la aldea de Mikindani, junto al estuario del río Rovuma, que actualmente sirve de frontera natural entre Tanzania y Mozambique. Su propósito era remontarlo y hallar el lago Bangweolo, del que los traficantes árabes afirmaban que era el origen de una corriente que desaguaba en dirección norte. Tras ganar la orilla occidental del Nyasa, continuó hacia el noroeste, penetró en un territorio hasta entonces desconocido para los europeos y alcanzó su meta el 18 de julio de 1868. Que el Bangweolo resultara ser una ciénaga de aguas someras corrompidas e infestadas de sanguijuelas no le quebró el ánimo ni la décima parte que el permanente espectáculo de los horrores causados por los negreros a lo largo del camino. “La más extraña enfermedad que he presenciado en este país parece ser realmente la angustia, el dolor moral extremo, y ataca a hombres que eran libres y han sido capturados y reducidos a la esclavitud”, se lee en su libro El último diario. Situado en la cuenca del Alto Congo, en Zambia, el sistema del Bangweolo presenta una superficie acuática permanente de 3.000 km², la cual se expande a 15.000 en mayo, cuando las lluvias estacionales colman sus pantanos y llanuras aluviales de inundación. Con una profundidad media de sólo 4 metros, constituye uno de los mayores humedales del mundo, crucial para sostener la biodiversidad –especialmente la avifauna- y la economía de la zona norte del país. Samfya, en la costa suroccidental, es su mayor ciudad y su principal foco turístico.
Los 10 paisajes más bellos de África que descubrió Livingstone
El lago Tanganica
A Livingstone le quedaba poco más de un año de vida. Volvió al Lualaba para averiguar dónde desaguaba, pero sus fuerzas le abandonaban. A sus 60 años, enfermo y agotado, comprendió que no habría de ultimar aquella investigación. Murió la noche del 1 de mayo de 1873 en la orilla sur del lago Bangweolo –descubierto por él mismo en 1868-, sin saber que el Lualaba era el Alto Congo. Antes de transportar su cuerpo a Zanzíbar, Susi y Chuma, sus fieles sirvientes, extrajeron su corazón y lo enterraron al pie de un árbol en el lugar donde falleció.
El lago Tanganika, rodeado de montañas, ocupa un área de 32.900 km² sobre el gran valle del Rift, a caballo entre cuatro países:Tanzania (que acapara el 41% de su superficie), Zambia, la República Democrática del Congo y Burundi. Es el segundo más grande del mundo en volumen, también el segundo más profundo (tras el Baikal, en Siberia) e igualmente el segundo de África por su tamaño (sólo inferior al del Victoria).







viernes, 3 de mayo de 2013

English Grammar Analysis: tree diagrams




The constituent that we will see most is the phrase. A phrase consists of a single main word, called the head of the phrase, and other words that modify or give grammatical information about the head. These other words in the phrase are called the phrase's attributes. Informally, we might say that the head word is the main idea of the phrase.
(2) Russia's proposal at the conference
The phrase in example (2) is talking about a kind of proposal. Russia's and at the conference tell us what specific proposal we're talking about. Proposal, therefore is the head word.[1]
The lexical category of the phrase's head gives its name to phrase. Thus a noun is the head of a noun phrase (abbreviated NP), a verb the head of a verb phrase (VP), and so forth. Since proposal is a noun, (2) is a noun phrase.
Other Examples:
(3a)baked him a cakeVerb Phrase (VP)
(3b)fond of pecansAdjective Phrase (AP)
(3c)very quicklyAdverb Phrase (AdvP)
(3d)to the lighthousePrepositional Phrase (PP)

Apart from simply being a convenient way to name phrases, the relationship between the head word and the phrase type captures a significant fact of syntax: the category of the head word plays an important role in determining where in the sentence the phrase can go, as well as a variety of grammatical rules such as agreement between subject and verb.
(4) {The [contract] between the boards of the two companies} [was] nullified by regulators.
For example, in sentence (4), contract is the head word of the NP which is the subject. The whole subject, therefore is singular, and agrees with the verb was, despite the two plural nouns (boards and companies) which are closer to the verb in terms of linear order, but which are actually buried in prepositional phrases.[2]
This example also illustrates another important point: phrase structure is hierarchical. That is, phrases can nest within phrases to any level of complexity. Thus the subject of (4), "the agreement between the boards of the two companies," contains two prepositional phrases, each of which itself contains a noun phrase. We can show this relationship in a diagram:
diag_6_1


Clauses

clause is a constituent consisting of two parts: a subject and a predicate. The concepts of subject and predicate are probably already familiar to you from your earlier schooling. In terms of meaning, we can say that the subject is the part of the clause about which something is asserted, and the predicate makes that assertion. These definitions are vague, and eventually we will need to be more precise. We will describe a clause in terms of structure once we're better able to describe how that structure works.
(11) diag_6_2
Subject and predicate are both grammatical functions. The predicate is realized by a verb phrase, and in the most common case, the subject is realized by a noun phrase. Notice that in the diagram above, we indicate both the grammatical form (the phrase type) and the function. The two are separated by a colon. Thus our notation follows the pattern form: function.[1]
One important point to note about subjects is that they frequently consist of more than one word.
(12) diag_6_3
Many students are taught in grade school to identify the word senator alone as the subject. However, notice that senator is merely the head noun of the subject. The determiner the and the prepositional phrase from California are also part of the subject. In other words, subjects and predicates, along with other grammatical functions we will encounter later, are functions of phrases, not of individual words. As we noted above, however, those phrases may consist of only one word from time to time.









Different textbooks present different variations on the tree diagram, depending on the details of their analysis. The basic principles, however, remain constant, and if you understand them, you should be able to grasp the diagrams' essence no matter what the details. Tree diagrams are most often drawn above the item being diagrammed. A tree consists of nodes. A node has a label, for example NP for noun phrase, VP for verb phrase, and so on. The node at the very top of the tree, the one from which all the others ultimately derive, is called the root of the tree. The nodes are connected by lines, known asedges. The terminal nodes of our diagrams, the ones without any children, are known as the leaves of the tree. They will contain labels for the word categories (parts of speech) of each word. (The following examples contain details that we haven't introduced yet. Don't worry about these yet. It's only important here that you understand the general message that the diagram is meant to communicate.)Borrowing terminology from genealogical trees, the nodes below another node are sometimes called the children of that node. A node that has children is a parent node. Just as with people, parent nodes can themselves be children of other parents. If we need to talk about nodes that are children of children, we call them descendants. Unlike genealogical trees, however, it is important to note that while a node may have several children, it only has one parent. Also, each line should connect to one child node. Do not show two edges connecting to a single word.
diagram errors
Further, you should always space out your nodes so that edges do not cross one another. This practice is merely for visual clarity. In principle, there's no reason why the lines must never cross.
Sometimes, we will not want to analyze a sentence completely. Initially, we will lack the knowledge to analyze everything in a sentence. Later on, with more complex sentences, we may choose to ignore details that aren't relevant to our purpose. In these cases, we will indicate an unanalyzed constituent by using a triangle.
unanalyzed constituent